Antigua Roma > La monarquía romana > Época de los reyes. Etruria
Civilizacion Etrusca

Roma después de su fundación, sigue creciendo, por lo que necesita una organización que aglutine, a todos los pueblos que se van adhiriendo alrededor de Roma, etruscos, sabinos, latinos, lacios, siendo todos ellos principalmente labradores o ganaderos.

Después de Rómulo, reinó Numa Pompilio, hombre muy religiosos según la leyenda, al estar organizada la vida de los ciudadanos en base al “Paterfamilias” la unión de todos ellos quedaba asegurada, puesto que el “Paterfamilias” era una institución muy importante además de fuertemente jerarquizada, el padre, la esposa los hijos y demás parientes y servidumbre a su cargo, obligados todos ellos a obedecer al padre de la familia.

Sucesor de Numa Pompilio fue, Tulio Hostilio y posteriormente Anco Marcio, siendo el pueblo quien elegía a sus soberanos.

Estos últimos reyes romanos, debido al aumento de población, se fue creando un aparato burocrático que funcionaba democráticamente, prácticamente sin clases sociales, y a consecuencia del aumento demográfico, hubo necesidad de crear un ejército, a fin de poder conquistar territorio en que expandirse el pueblo romano, atacando en un principio la ciudad de Alba Longa, precisamente la que facilitó en la creación del pueblo romano, y su posterior evolución.

Pero Roma empezaba ya a ser objeto de las miradas exteriores, mas allá, de las fronteras establecidas por esta unión de los pueblos en la Península Itálica, puesto que del mismo modo que Roma por el sur, se iba poco a poco expandiendo a costa de los samnitas, campanios, mesapios, lucanos, o brutios. Las tribus del norte procedentes de la Toscana, y Umbría, amenazaban seriamente la aparente unidad que conformaban, los etruscos, latinos, sabinos, ecuos o volscos, por lo que Roma se va organizando en una estructura gentilicia, basada en la propiedad comunal y el pastoreo, creándose un asesoramiento entre las clases gentilicias, que más tarde darían lugar a la creación del Senado.

Este Senado romano, tuvo por tanto la necesidad de elegir un jefe de todos ellos, o sea un rey, con plenos poderes tanto militares como religiosos, por lo que nace de esta manera el periodo monárquico de Roma.

Cundiendo el pánico entre las otras dinastías de las tierras circundantes de Roma, viendo en estos reyes una seria amenaza.

Rómulo fue en principio el único jefe, tras el cual se fueron sucediendo los siete reyes que esta nueva nación tuvo, siendo los mas destacados Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Aneo Marcio como fundadores del patriciado, al objeto de gobernar con armonía, no obstante los reyes etruscos, reinaron con mano dura e impositiva, restringiendo el poder senatorial, sobre todo al ganarse a la plebe para sus propósitos, puesto que la mayoría de la población procedía de esta clase.

Etruria por su mayor poder económico, impuso su dominio en detrimento de los sabinos y latinos, existiendo además un gran contraste entre los primeros, reyes agricultores y la dinastía etrusca, industrializados y con poder económico suficiente para comerciar e intensificar su riqueza.

La dominación de la dinastía Tarquina, fue por todos estos motivos muy poderosa, por lo que los patricios asesinaron a Lucio Tarquino, al ver peligrar su poder político, después de un dilatado reinado de 38 años.

Especialmente tiene interés en la historia de Roma el último rey etrusco, Tarquino el Soberbio, por lo que su sobrino Lucio Junio Bruto, juró vengarse de Tarquino, por lo que reunió al Senado, contando el asesinato de su padre, proponiendo expulsar de la ciudad a Tarquino el Soberbio y a toda su familia, el cual tuvo conocimiento de todo ello, huyendo hacia Etruria rebajándose a la hospitalidad de Porsena primer magistrado de Chiusi, el cual se la concedió.

Aun así la dinastía Tarquina, realizó muchas obras en Roma, como edificios públicos, templos, termas para la población, y una acertada red de alcantarillado, suprimiendo las aguas contaminadas que serpenteaban por la superficie de las calles romanas, y construyendo las murallas defensivas. Todo ello en tiempos de Solón y Pisistrates.

Tenemos la discutida figura del séptimo y último rey de Roma, Tarquino el Soberbio, posiblemente nieto de Lucio Tarquino Prisco, y yerno del anterior y sexto rey de Roma Servio Tulio, al cual asesinó con el fin de nombrarse a si mismo soberano de Roma

El gobierno de Tarquino el Soberbio, fue despótico y hasta cruel, muy aficionado a las guerras de conquista. A él se deben los libros proféticos “Libros Sibilinos” siendo depositados en el templo de Júpiter, y fueron destruidos en el año 406 d C, pero las copias de los libros que se hicieron, tampoco llegaron hasta nuestros días.

Porsena intentó restablecer el dominio de los etruscos, organizando “La Liga”, pero en Etruria existía una gran anarquía, que no permitió a Porsena restablecer la hegemonía etrusca en Roma, por lo que disolvió La Liga de Porsena, retirándose a Chiusi, desentendiéndose por restablecer la monarquía. De aquí viene la curiosa historia o leyenda, de un tal Cayo Mucio, que a consentimiento del Senado, perpetró el plan de introducirse en la tienda de Porsena y asesinarle, cosa que no consiguió, al confundirse de persona y matar a un jefe de la milicia, Mucio fue detenido, y temiendo por su vida, quiso demostrar su arrepentimiento, a tal efecto colocó su mano derecha (que había empuñado el arma asesina) sobre las brasas de un cercano brasero, hasta consumírsela enteramente, sin ningún gesto de dolor, diciendo “Poca cosa es el cuerpo para quien solo aspira a la gloria” ( según Tito Livio, en las Décadas ) por lo que Porsena, le perdonó la vida.. Este personaje, fue representado multitud de veces en los teatros romanos de todo el imperio, se denominó “Escévola”, que en latín significa “zurdo”.

Al mismo tiempo Roma se vio amenazada por el norte los galos bajaban de los Alpes, conquistando las colonias etruscas del valle del Po, al mismo tiempo que los griegos avanzaban por el sur., por lo que Roma se fue replegando sobre si misma, renunciando a la monarquía, que a pesar de todo debía a Etruria, todo lo conseguido hasta ahora, aun así siempre rechazaron los romanos, y aun criticaron su pasado monárquico, que ya nunca más volvería a lo largo de su dilatada historia.

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