Roma Imperial > Emperadores Julio Claudios > Sejano, su desmedida ambición.

Lucio Eli Sejano: Nació en Volsinii Etruria, el 18 de octubre del año 31 a.C, hijo de Aelio Sejano. Casado con Apicata hija de Marco Gavi Apicio, divorciándose posteriormente. Válido del emperador Tiberio, y jefe de la guardia cohorte praetoria, al auto exiliarse a la isla de Capri, dejando a Sejano el mando del gobierno.
Ya Gregorio Marañón, hizo una excelente semblanza sobre Tiberio, que hurgando entre la leyenda y la verdad, lo calificó como un hombre patético, lleno de resentimiento, errante y de una moral más que sospechosa, que se debate en una difícil época entre los valores antiguos del Imperio Romano y el nacimiento de la cristiandad.
No menos calificativos desfavorables se atribuyen a Sejano, puesto que el historiador Cayo Veleyo Patérculo (19 a.c-31 d-C), realiza una semblanza quizás aun más inquietante sobre el prefecto de la guardia pretoriana. Rostro tranquilo, de espíritu siempre vigilante, un alma audaz, disimulando siempre en sus acciones para confundir a los demás, a fin de conseguir sus retorcidos propósitos. Tras la caída de su ministro, Tiberio lo persiguió incansablemente, según cuenta Tácito.
Sejano aprovecha la profunda enemistad de Marco Lolio Palicano (25 a.C-37 d.C) hacia Tiberio, y en contra de Caio, posicionandose junto a Tiberio; tras lo cual aprovecha la confianza que le brinda su emperador, cuando este sofoca las sublevaciones de Pannonia y enviar a su hijo Druso II para sofocarlas, aprovechando igualmente intrigar contra Germánico al neutralizar con sus tropas el levantamiento producido en Germania, criticando las intromisiones de Agripina I en estas guerras.
Sejano utiliza la relevancia que le supone junto a su amo Tiberio, al compartir con él honores, preeminencias, e incluso en las acuñaciones de monedas emitidas por el emperador valiéndole además el ser designado cónsul.
Tiberio, ante todas estas muestras de tan buen entendimiento hacia su ministro, le propone incluso la posibilidad de formar parte del futuro de Roma, en el propósito de convertirlo en su yerno, por medio de un posible casamiento con alguna de las damas de la corte imperial, imprescindible ello como posible candidato al trono imperial. Sejano no puede estar más orgulloso del trato que se le dispensa, proponiendo por su parte el casarse con Livila, También sugiere enlaces con Julia III, hija de Druso II y Livila, divorciada esta de Nerón I, ignorando los historiadores si Tiberio tenía alguna intención matrimonial hacia esa boda.
Parece ser que a Sejano se le presentan varias coyunturas en cuanto a los matrimonios posibles en formar parte del séquito imperial de Roma, lo que apunta tres factibles opciones a saber; Julia III, Julia Livila o bien con Drusila, hijas de Germánico, el cual era hijo adoptivo de Tiberio y por tanto sus nietas.
Tiberio continua con su política de evasivas sobre este tema. Suetorio así como Dión Casio apuntan el parecer de que el cesar, en parte fue consciente sobre admisión de Sejano en la familia imperial por los hipotéticos peligros para el estado de Roma o adversas influencias políticas; Existe en estas reflexiones un atisbo desfavorable hacia su ministro, ya que corrían rumores de los abusos que Sejano iba sembrando en el seno de la vida política romana.
Sejano promueve oscuras intrigas contra Agripina y Nerón hacia Tiberio, criticadas por Antonia su enemiga acérrima, cosa ya sabida de su profunda enemistad que les profesaba; por lo que Tiberio hace trasladar a Agripina y Nerón a la isla de Capri en prevención de males mayores, por lo que según Suetorio, los hijos mayores de Agripina fueron perseguidos por el cesar, no así contra Calígula, que aun del mal concepto que tenía de su tío, supo hipócritamente, permanecer a su lado, posicionándose a toda costa en su favor, aceptando todos los designios de su abuelo Tiberio, aplaudiéndole cuantas decisiones emanaban de su gobierno.
Sejano también protagonizó atasques contra sus dos amigos, el cónsul Mesalino Cota (¿? – 21 d.C.) y Sexto Vestilo, acusados de calumniar a Calígula, al descubrir este las ácidas críticas contra Tiberio, y de los complots en la destrucción de los julios.
Sejano, llega a su fin, por la oportuna carta que la amiga de Tiberio, Antonia, le hace llegar a Capri por medio de su esclavo Palas. Cesar como diríamos hoy día, desde hacia un tiempo “tenia la mosca detrás de la oreja”, a causa de los continuos rumores del particular mal gobierno que Sejano fue creando durante su nefasta influencia. Tiberio redacto y entregó una carta a su jefe pretoriano de Capri Macron para ser entregada al Senado romano, la cual contenía honores especiales como podía ser el titulo tribunicio.
Sejano corrió con presteza ante el Senado orgullosamente a fin de recibir tan fausta noticia. Al mismo tiempo Macrón era portador de otra carta para ser leída ente la guardia pretoriana de Roma.
En el Senado fue leída una extensa carta del Cesar, en cuyos comienzos alababa las virtudes de su ministro, agradeciendo sus servicios ante la patria, pero paulatinamente, la redacción de la misma se fue tornando hacia una critica suave al principio, pero directamente acusadora, por las tropelías cometidas por Sejano en ausencia del mando directo de Trajano, acabando la misiva con la reprobación absoluta, detención y condenación a muerte de Sejano. El Senado quedó paralizado ante la contundencia de tales declaraciones, que ni los senadores más favorables hacia el ministro se atrevieron a replicar.
Al mismo tiempo, Macrón se presentó con la carta de Tiberio, ante los pretorianos, destituyendo a Sejano y presentando al mismo Macrón como el nuevo jefe de la misma, los cuales aceptaron de buena gana el nuevo rumbo impuesto por su emperador.
Tiberio actuó como era su costumbre, no se movió en la linea correcta de un jefe de estado importante, sino que actuó conforme sus instintos de resentimiento odio y revanchismo brutal. No obstante, tuvo momentos de incertidumbre, ya que su maniobra en la tajante eliminación de su válido y el tener dudas del éxito de esta decisión, por lo que dispuso un barco aparejado en el puerto de Capri, con las velas en posición de levar anclas y sus remeros listos para partir, por si Tiberio debía huir ante un posible fracaso en un acto tan importante.
A pesar de que Sejano podía contar con sus amigos incondicionales, tanto de varios senadores, o de importantes patricios adictos a él e incluso de que la guardia pretoriana no aceptase el nuevo curso de los acontecimientos; No ocurrió así, nadie intentó cambiar las cosas, ya por miedo o hipócrita sumisión, todos acataron la decisión de Cesar.
Sejano fue inmediatamente ajusticiado, y entregado a la población, que como brutal costumbre de esta fue exhibido por toda la ciudad y descuartizado, hasta el punto en que su verdugo no pudo exponer un trozo lo suficientemente grande con que depositarlo en las Germanías 1). a partir de aquí hubo una orgía de sangre, al ser asesinados tanto sus tres hijos como familiares y amigos, donde algunos de ellos fueron expuestos en las Germanías.
1) Germanías: Escaleras sobre las cuales eran exhibidos ciertos criminales, donde una vez despedazados, eran lanzados al rio Tiber.
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