Dinastía Severiana
Comienzo de la crisis del siglo III, y grandes reformas del ejército.
De las guerras civiles anteriores a este periodo de los Severos, existe una transformación, con respecto al Alto Imperio, donde los militares reciben un trato mejor que en pasados periodos, y donde los pretorianos que siempre estuvieron en el centro de todas las intrigas de estado, empiezan a ser dominados.
Destaca este periodo Severiano, sus tres principales emperadores, Septimio Severo, Caracalla, y Alejandro Severo, mezclándose entre ellos, unas incipientes crisis por un mal reinado de varios aspirantes a emperadores.
En primer lugar y tras la muerte de Cómodo se instaló una grave anarquía, ya que los pretorianos elevaron a la dignidad imperial a Helvio Pertinax pretor romano, el cual heredó una economía exhausta, con lo cual quiso recortar los gastos de la administración, que agradaron considerablemente a los ciudadanos, pero disgustaron a los pretorianos, viendo disminuir sus pagas, por lo que ellos mismos se encargaron de eliminarlo.
No contentos los pretorianos, con el nuevo asesinato, pusieron a subasta el cargo de emperador, al que concurrieron Flavio Sulpiciano, suegro de Pertinax, y Didio Juliano, cónsul muy rico que ofreciendo mejor precio, ganó el trono, el cual intentó atraer a Severo, a fin de compartir gobierno, pero las tropas de este se encontraban ya en Rávena al norte de Italia, y al caer Dido en desgracia, fue también eliminado.
Otro de los advenedizos fue Pescennio Nigro, candidato presentado por los legionarios de Siria, reconocido como emperador por Asia y Egipto, resultando ser ya el tercer candidato, compitiendo por el trono de Roma, Septimio Severo intenta acordar con Nigro una entende, lo que resulta un fracaso al ser este igualmente asesinado.
Para más colmo de la Dinastía Severiana, muere su segundo emperador, Caracalla hijo de Septimio Severo, por lo que el poder quedaría en manos de Macrino, pero resultó ser un mediocre militar, con multiplicidad de graves desórdenes internos, ventas de cargos al mejor postor, pérdida momentánea de territorios romanos, finalmente Macrino es asesinado al intentar pasar el Bósforo.
Nuevo fracaso del emperador Heliogábalo, a causa de su política religiosa, que preconizaba los sacrificios humanos, pero otra vez los pretorianos solucionan el problema, matándolo.