Roma Imperial > Los cuatro emperadores > I Vespasiano

Tito Flavio Sabino Vespasiano (Vespasiano), nacido en Falacrinae (territorio sabino) el día 17 de noviembre del año 9 dC, hijo de un recaudador de impuestos, y de Vespasia Polla.
Importantes cargos de Vespasiano, lo fueron antes de su entronización: legado de la legión II Augusta, en la campaña del emperador Claudio en Britania, cónsul en el año 51, y procónsul en África, procedencia familiar aristocrática de la región de Sabina.
Vespasiano tuvo la preocupación de enderezar el maltrecho gobierno que heredó del emperador Nerón, el cual se suicidó ante la llegada de las tropas de Galba y Otón, el primero fue asesinado por Otón, este a su vez se quita la vida ante la llegada de las tropas destacadas en germania por Aulo Vitelio, proclamándose a su vez Emperador de Roma, entablándose una guerra de sucesión que Vespasiano finalizó con la derrota de Vitelio en la batalla de Cremona, acabando con el pretendiente a emperador, siendo Vitelio desnudado, arrastrado por toda Roma, con una cuerda atada al cuello, lanzándole el pueblo excrementos, torturándolo salvajemente, y lanzado finalmente al río Tíber.
Nuevamente volvemos a las contradicciones de sus historiadores, según Tácito, Vespasiano como gobernador en África “de gobierno infame y odioso”, y Suetorio “recto y honorable”, por lo que modernamente se posicionan estos, mucho mas favorablemente, con respecto al aludido.
Una prueba de su honradez la podemos ver en la animadversión que sobre él le prodigó Nerón, ya que no se entusiasmó con sus tediosas sesiones poéticas, Vespasiano en vez de hacer fortuna, procuró hacer amistades, que más tarde le valieron para sus causas, restableció el comercio de mulas, llamándole por ello “mulio”.
Vespasiano, restableció junto con Muciano antiguos impuestos, aumentando el tributo de las provincias, con la atenta vigilancia hacia los funcionarios del tesoro, como forma de restablecer la depauperada economía dilapidada por Nerón.
A Vespasiano, se debe el curioso impuesto sobre la orina, que los ciudadanos depositaban en la “Fullonica” (tintorerías) puesto que era uno de los elementos utilizados, en la limpieza de las telas, a causa de su ácido úrico.
Con respecto a la reorganización del ejército, Vespasiano, lo adjudica en arriendo a los oficiales de carrera, remodelándolo totalmente.
En cuanto a las finanzas, utilizó el sutil sistema que resultó mas expeditivo: vendiendo a precios carísimos, los altos cargos públicos, y como Vespasiano consideraba a todos unos ladrones, de esta manera (decía) aunque fomentamos su rapiña, es una manera de restituir al Estado parte de lo que habitualmente roban.
Referente al fisco utilizó un sistema parecido, convocó a los funcionarios mas esquilmadores, dándoles amplios poderes en todas las provincias del imperio, los cuales se frotaron las manos, ante las generosas ganancias que de ello obtendrían, con lo que puntualmente se vio engordada la fiscalía eficazmente, tras los cual Vespasiano, convocó a estos funcionarios en Roma, elogiándolos por los resultados obtenidos en tan diligente forma, confiscándoles todas sus ganancias acto seguido, donde una vez equilibrados los presupuestos del Estado, resarció a las víctimas de todos los abusos cometidos con ellos. Fue el inventor de las famosas “pequeñas construcciones vespasianas” sobre las que impuso un impuesto a quien las utilizara y una multa a quienes no la usaran.
Realizó importantes obras ciudadanas, comenzó la construcción del teatro Flavio (actual Coliseo), conocido también como Templo de la Paz, (que fue terminado por su hijo Tito) la erección de una colosal estatua dedicada al dios Apolo, diversas obras de edificios notables, y reconstrucción de vías de comunicación del Imperio.
Comenzó Vespasiano una guerra contra Judea, que finalizó su hijo Tito, destruyendo el Templo de Jerusalén, refugiándose sus habitantes en Massada, que fue asediada hasta que sus pobladores se suicidaron en masa.
Vespasiano invade Britania, que puso al mando del general Aulo Plautio, para expropiarse de las ricas minas de estaño de Cornualles, y de plata en Somerset, poniendo bajo el yugo romano a las tribus de los durotriges y dumnonios, hasta que le sobrevino la muerte a causa de una infección intestinal, que le provocaron unas intensas y prosaicas diarreas, que Vespasiano ante el inminente final, juzgó poco edificantes para un emperador, muriendo de pie, no sin antes pronunciar las siguientes palabras “Hoy, creo que me estoy convirtiendo en un dios” era el día 23 de junio del año 79, en la ciudad de Roma.
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