Roma Imperial > Emperadores Julio Claudios > IV Nerón

Nerón Claudio César Augusto Germánico (Nerón), nació en Anzio el 15 de diciembre del año 37 d.C, bajo el nombre de Lucio Domicio Ahenobardo, hijo de Cneo Domicio Ahenobardo, y de Agripina, hermana del Emperador Calígula.
Los historiadores de Nerón, Tácito, Suetonio o Dion Casio, dan una muy mala imagen de este emperador, que empezando su gobierno con buenos augurios, no lo fueron tantos, cuando posteriormente, se convirtió en poco mas o menos que un detestable monstruo, si damos crédito absoluto a sus contemporáneos, por lo que tales aseveraciones, hemos de recibirlas en la historia con su buena dosis de prevención, aunque estudios de los historiadores actuales, en efecto parece ser que Nerón, fue protagonista de terribles sucesos, como ya nos tienen acostumbrados todos los miembros de la dinastía Julio-Claudios.
En un principio Nerón, se comportaba como un buen emperador, casándose con Octavia, hija del emperador Claudio y Mesalina, adoptando como preceptores a Séneca, intelectual y poeta, y a Burro, colaborando con Nerón, aunque tomándose mas iniciativas de las debidas, ya que para el emperador, su pasión favorita no era precisamente gobernar, sino un apasionado de los juegos circenses, y dado también a la poesía y canto.
La madre de Nerón, aunque luchó denodadamente para que su hijo accediera al trono, no por eso desistió en sus intentos de llevar las riendas del poder, deparándole tanto satisfacciones como sonados disgustos.
Nerón como prueba del querer hacer las cosas lo mejor posible, se negó a que el senado, le diera el título de dios, y le erigiera una estatua de oro, aceptando ser solo el comandante del ejército, que aun bajo la duda del pueblo en esta su decisión, fue ello cumplido durante cinco años; Y en ocasión de la denuncia de un libelista por la apropiación de 300 millones de sestercios, para su comercio personal como usurero, Nerón no hizo prender al acusador ni tomó represalias, pero lo cierto en que siguió actuando con usura.
La vida de Nerón comienza a complicarse, cuando intenta repudiar a su esposa Octavia, con el pretexto de su esterilidad, negándole un sucesor para el trono de Roma, hecho este que indigna a su madre Agripina, la cual amenaza con nombrar sucesor a Británico, hermano de Nerón, éste encolerizado lo hace matar, y destierra a Octavia, confinándola en la isla de Pandataria, siendo después acusada de adulterio, por lo que fue ajusticiada, según parece por orden de Nerón, e instigación de su nueva querida Popea, con la que seguidamente se desposa.
En todos estos acontecimientos familiares, se une la constante degradación de su gobierno en Roma, Nerón continua con la manía de sus recitales en la corte, o bien declamando sus versos, sin importarle que la concurrencia se aburriera mortalmente, con el agravante de aplaudirle, o incurrir en represalias indeseables, hacia todo aquel atrevido crítico de sus obras.
Sin duda alguna, el episodio mas conocido, y recurrido en tantas películas como novelas actuales, fue el incendio de Roma, también el mas discutido por los historiadores en afirmar o negar, que Nerón fuera el causante de esa tragedia, puesto que en varias ocasiones dio a entender la necesidad de construirse un nuevo palacio, digno de su talla, e incluso reorganizar urbanísticamente la ciudad de Roma, la cuestión fue que según parece el fuego comenzó junto al teatro máximo, construido de madera, a causa se un hornillo, en alguna de las casas de las callejuelas, que por entonces pululaban en el centro de la ciudad, consecuencia del siniestro supuso, cinco barrios romanos consumidos por las llamas, de los quince de que constaba, causando innumerables victimas, teniéndose que emplear a fondo, los bomberos romanos , que ya por entonces era un cuerpo bien organizado.
Parece ser que Nerón no fue el responsable del incendio, puesto que al parecer se encontraba en aquel instante a unos 80 kilómetros, en Anzio, y por lo visto en cuanto tuvo noticias del desastre, se dirigió a Roma lo mas rápidamente que pudo, viéndosele personalmente en ayuda de la población, incluso cedió los jardines de su palacio, a fin de albergar a heridos y gente desplazada por la pérdida de sus casas o negocios.
Con el fin de acallar las voces que sobre Nerón recayeron, en la posible autoría del incendio de Roma, su mas próximo colaborador el pretoriano y nefasto Tigelino, aventó voces en el sentido de que un grupo de cristianos, habían sido vistos prendiendo fuego a diversas casas romanas, contentando de esta manera a los ciudadanos, que veían en estas gentes, actos en contra de sus dioses, y proclives a extrañas prácticas de la nueva religión cristiana.
Comienza de esta manera la primera persecución de los cristianos, decretada por Nerón, se ha exagerado un tanto sobre el peligro que pudieran representar, ya que su número era ciertamente menor de lo que se ha querido demostrar, pero el pueblo necesitaba, circo, gladiadores, leones y cristianos ardiendo en las hogueras, y un espléndido pretexto para que Nerón pusiera en práctica el sueño de construir una Roma mejor y sobre todo, ya desprendido de su anterior modestia, construir la conocida Domus Áurea, cerca de las termas de Caracalla, con su no menos ostentosa estatua de oro del mismo Nerón, aunque no se tiene noticia de que realmente, existiera esa muestra del culto a su personalidad.
El emperador Nerón, empieza a encontrar un gran vacío alrededor suyo, por lo que decide irse una temporada a Grecia, participando activamente en los juegos circenses, como los dedicados al canto o poesía, que aun la mediocridad de sus actuaciones, los griegos como buenos comerciantes, alaban su diletancia proclamándole el primer premio en todos los acontecimientos, Nerón con su vanidad bien satisfecha, ofrece la ciudadanía a muchos de sus importantes habitantes, y lo mas apetitoso para los griegos, les exime en el pago del tributo a Roma.
Tenemos un panorama bien siniestro, con Tigelino en escena, tras la muerte de Burro, con lo que ocupó su lugar en el gobierno junto a Nerón, y cómplice de sus numerosas tropelías cometidas conjuntamente con su emperador.
Pero la paciencia de los senadores y el propio ejército de Nerón llegan a su término, en primer lugar con la sublevación del ejército de la Galia propiciada por el general Julio Vindice, al que se le une el gobernador de la Hispania, Galba, que marchan sobre Roma.
Nerón una vez informado de la inminente entrada a Roma de las tropas de sus enemigos, se muestra completamente aterrorizado, intenta escapar, pero ya es demasiado tarde, opta por el suicidio, como era costumbre entre los romanos en los momentos mas comprometidos, empuña una daga, pero es incapaz de llevar a término su propósito, por lo que acude a su fiel secretario Epafrodito a fin de ayudarle en tal evento, el cual le hunde la daga en la carótida, no sin antes (según la leyenda) Nerón exclama penosamente “que gran artista pierde el mundo”, esto acontecía el día 9 de junio del año 68 d.C.
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