Antigua Roma > República romana > La Conquista de Italia

Terminadas las luchas de Roma por la hegemonía de la zona más próxima a ella, y tras la desaparición de Porsena, se vio aun mas reforzada tras la victoria romana junto al lago Regillus, donde fue a refugiarse el último rey etrusco Tarquino el Soberbio.
Posteriormente se formó la Liga Faedas Cassianum, por tal motivo la República Romana tomó el liderazgo al lado de los latinos, coaligándose contra los pueblos montañeses amenazantes del Lacio, siendo las poderosas ciudades enemigas tan importantes, como Tusculum, Praeneste y Tibur, derrotándolas, proyectándose así una República Romana mucho mas reforzada.
Aunque el afianzamiento progresivo de Roma era un hecho, sus fronteras no estaban del todo seguras, con los pueblos ecuos, volscos y hérnicos presionando el Lacio en sus continuas incursiones, cuyo dominio se fue alternando con Roma, hasta que esta se fue imponiendo.
Existiendo destacadas guerras sostenidas contra las ciudades etruscas de Veyes y Fidenae, que intentaban dominar el Tíber, la Campania, y el fértil Valle del Po especialmente, hasta que las legiones romanas pudieron aniquilar a todas ellas.
No obstante, la República Romana se iba afianzando en la península itálica, todavía seguía teniendo poderosos enemigos, que ambicionaban las ricas tierras que la Liga ocupaba en aquellos momentos.
Uno de estos pueblos peligrosos para la República Romana, eran los galos, al frente de su jefe Brenno, intentando en un primer momento ocupar el Capitolio, fracasando en su ataque, al ser delatados en plena noche, por el conocido episodio del cacareo de las ocas, poniendo en alerta a toda la guarnición, aunque en un segundo ataque pudo apoderarse de Roma, la cual incendio dándose al pillaje de la ciudad, los senadores se fueron a refugiar al Capitolio, y ante ellos Brenno iba llenando de oro el platillo de una gran balanza hasta equilibrarla con el contrapeso del otro platillo, a lo que los senadores se quejaron por la gran cantidad del metal precioso, a Brenno se le atribuye la famosa frase “vae victis” (¡ay de los vencidos!), y desenvainando su pesada espada la fue a colocar sobre el platillo de los contrapesos, añadiendo aun mas oro y perdonando la vida de los senadores.
La República Romana, aun no estaba consolidada del todo, existiendo el peligro de las rebeliones de los latinos por dominar a la naciente República, a la que consideraban cada vez mas fuerte política y militarmente, por lo que Roma disolvió La Liga Latina, evitando de esta manera, el poder aunar fuerzas de sus ciudades en contra de la República Romana.
Roma, se apresuró en crear nuevas alianzas con los cartagineses y samnitas, pueblos estos que en un futuro serian acérrimos enemigos de Roma. Y con la excusa de una hipotética invasión por parte de los galos, Roma también propició el acercamiento hacia la contigua ciudad de Caere, que había sufrido el ataque naval de Siracusa, con lo que Roma y Caere firmaron un acuerdo.
Siendo este acto diplomático de Roma,el groche de oro para la consolidación difinitiva de toda Italia.
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