Transición republicana hacia el imperio
Periodo convulso, pero necesario en la reafirmación de Roma.
Comprenden, una serie de acciones del Imperio Romano, encaminadas a situarse definitivamente como fuerza militar y política, en torno tanto en el Mediterráneo, Europa, Norte de África, como sobre territorios del actual Medio Oriente, y sobre pueblos en un claro declive de sus civilizaciones, que Roma por la fuerza de sus ejércitos, aprovecha para hacerse dueña indiscutible, preparándose el terreno para la futura Europa que emergería de la Caída del Imperio Romano.
En las últimas fases de la República, se fueron gestando las bases de un incipiente Imperio, para lo cual Roma se tuvo que enfrentar a una serie de guerras, entre cuyos actores se disputaban la hegemonía de un gobierno romano, ya bastante consolidado, y ante el cual tuvo que guerrear contra potentes enemigos como Cartago, las conquistas de una difícil e irreductible Hispania, con no sus menos formidables guerras de oposición de Ponpeyo, Craso, las luchas intestinas de Sila y Mario, o bien la autoridad muy poderosa e impositiva de Julio Cesar cuyo gobierno casi dictatorial le costó la vida llevada a cabo por parte de sus propios protegidos y senadores.
Todo ello con gran derramamiento de sangre romana, hasta que Augusto se impuso ante todos no sin gran esfuerzo, inaugurando con él la época Imperial ya sin vuelta atrás, a pesar de algunos infructuosos intentos.