Roma Imperial > Emperadores romanos complementarios > XII Decio

Gaio Messio Quinto Traiano Decio, nace sobre el año 201en Budalia (Serbia), de procedencia ilírica (Danubio), casado con Herenia Etruscila.
Recordemos el poco democrático nombramiento del emperador Decio, propiciado por las tropas de Iliria de donde era cónsul, derrotando a su antecesor Filipo el Árabe. Pero estos sucesos ya eran cotidianos en el Imperio Romano durante la Anarquía del siglo III.
Consiguió Decio que el Senado, nombrara un censor a fin de restablecer el orden en el gobierno de Roma, y se respetase la religión ortodoxa del pueblo romano, por cuanto fue nombrado Valeriano como censor, el cual vio el implícito peligro en el ejercicio de esta magistratura, por lo tanto y demostrando una sabia cautela, declinó el cargo, haciendo observar al mismo tiempo, que tal cometido debía ser ejercido directamente por el emperador.
Chocó Decio con los cristianos, que ya por entonces era una fuerza bastante influyente en el imperio, ya que el emperador les imponía una obediencia ciega en lo religioso, incluyendo la aceptación de él mismo como dios viviente de Roma, los cristianos no admitieron tales imposiciones, dando pie a que Decio decretara la persecución cristiana, siendo bastante sangrienta, por lo que además incluyó en ella a todo aquel disidente de tal decreto.
Teniendo en cuenta la influencia episcopal que ejercían ya entre la sociedad, abalada por los sínodos decretados por los obispos, quiso el emperador Decio matizar especialmente, sobre la conveniencia en respetar la vida de los obispos cristianos, aunque imponiendo una estrecha vigilancia sobre ellos, encomendando dicha labor a los gobernadores provinciales.
Hasta el reinado de Decio los cristianos tuvieron un largo periodo de paz produciéndose una relajación en el ejercicio de su religión, lejos de la ejemplaridad de los primeros tiempos, aun así, con el advenimiento de las nuevas generaciones resurgió un cambio positivo en el comportamiento doctrinal. No obstante sobre este tema fue la gran preocupación del Obispo de Cartago Cecilio Cipriano, en su libro “De Lapsis” (los errores), coincidiendo además todo ello con la declaración de una nueva peste llamada “antonina”, diezmando tanto a cristianos como a paganos.
Pero la suerte para el cristianismo cambia radicalmente, con la invasión de los godos a través del Danubio, por tal acontecimiento hizo revocar a Decio el edicto de la persecución cristiana, en el mismo año que fue decretado.
Según el historiador Jordán, hubo desavenencias entre las tropas licenciadas por Decio, provenientes de los limes de las provincias del Danubio, pidiendo auxilio a los godos contra el gobierno de Roma, ya que estos no tan solo efectuaron razias en territorio romano, que por el éxito de estos ataques esporádicos se fueron envalentonando, adentrándose sobre los territorios del imperio, protagonizados por los distintos pueblos como los greutungios y tervingios, entre las tierras de Danubio, el Don y el Dnieper, posteriormente denominados Ostrogodos y luego Visigodos, llegando a invadir el sudoeste de los carpacios, principalmente por el rey Cniva, ocupando Mesía, a cuyo socorro acudió el hijo de Decio, Erenio Etrusco.
La guerra se fue extendiendo a Tracia, las montañas de Emo (Balcanes), llegando los bárbaros a conquistar la importante plaza de Filipópolis, con el sangriento asesinato de sus habitantes. Decio acudió a todos estos frentes, intentando rodear y exterminar a los godos, con ayuda del tribuno M.Aurelio Claudio, confiándole la defensa del paso de las Termópilas, para intentar alcanzar el Peloponeso, a su vez Decio encargó al gobernador de Mesía Treboniano Galo cortar la retirada del enemigo, obteniendo varias victorias, pero en Forum Trebonii (la moderna Abrito), tuvo lugar una memorable lucha, en la cual el emperador Decio como su hijo Etrusco, perdieron la vida en la Batalla de Abrito en junio del año 251. Dando paso en estos escasos dos años al siguiente inquilino del Imperio Romano, Treboriano Galo.
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