Roma Imperial > Emperadores romanos complementarios > XI Filipo El Árabe

Marco Julio Filipo, nacido en Shahba (Siria), el año 204 d.C, su padre Julio Marino de procedencia noble, Filipo llamado “El Árabe” por ser una provincia romana y sus ancestros originarios de la península arábiga; parece ser que tuvo un hermano de nombre Cayo Julio, miembro de la guardia pretoriana durante el reinado de Gordiano III, se desconoce el nombre de su madre. En realidad se tienen pocas noticias sobre este emperador.
En favor de Filipo el Árabe, hay declarar la categoría militar que hasta su muerte fue desempeñando, en el sometimiento al principal enemigo de Roma, los persas, ofreciéndoles una ventajosa paz, sobre la cual los soldados romanos no estuvieron conformes, con lo que Filipo se deshizo en colmarles con grandes cantidades de dinero, ya que además estaba en juego su definitivo reconocimiento como emperador romano.
Filipo tuvo que dirigirse a Dacia con el fin de combatir a los carpinos (localidad italiana de Foggia-Apulia) que junto con los germanos estaban devastando la provincia. De todo ello se desprende que el emperador Filipo fue muy combativo contra los bárbaros, que no desaprovechaban ocasiones para atacar los “limes” del Imperio Romano.
Con certeza, Filipo, volviendo de sus conquistas sobre tierras del Danubio, ordenó las celebraciones del milenio de la fundación de Roma, según la cronología varroniana (de Varrón, funcionario romano del siglo II). El historiador Osorio pretende que Filipo dedico las fiestas a Jesús, pero estas transcurrieron según los ritos paganos, por lo que se sospecha la poca inclinación cristiana de Filipo, quedándose tan solo en un supuesto del historiador, debido a la mala información de sus fuentes, lo único cierto es que hubo amplia tolerancia hacia ellos. Para tales celebraciones se dedicaron tres días enteros auspiciados por pontífices y sacerdotes ante la presencia del emperador, ofreciendo sacrificios a los dioses a orillas del río Tiber, además de los himnos sagrados a fin de conseguir la eternidad sobre Roma.
Poco duró no obstante esta “Pax Romana”, al ser necesario interrumpir las fiestas del milenario, puesto que como otros tantos emperadores cometió los errores tantas veces repetidos, al conceder altas prebendas para con los parientes mas próximos, a su hermano Prisco, le concede el gobierno de Siria, y a su cuñado Severiano el dominio de Mesía, región de la actual A Coruña. Los abusos y tropelías en que ambos incurrieron, dio lugar a una sublevación de las tropas acantonadas en estos dos lugares, los cuales proclamaron sus respectivos emperadores, a Yotapiano (se dice descendiente de Alejandro Magno) por parte de Siria, y al tribuno Marino por Mesía.
Filipo tuvo una pronta reacción al enviar a Iliria a su comandante Decio gobernador de esa provincia, aconteció no obstante que los ilíricos proclamaron emperador a Decio, el cual aceptó el nombramiento, por temor a la reacción de estos si no asumía el cargo. Decio escribió a Filipo asegurándole que una vez llegase a Roma, renunciaría al trono, poniéndose a las órdenes del emperador, Filipo no fiándose se las promesas de Decio, organizó un ejército para someter al usurpador, presentándose en Verona dando lugar al enfrentamiento los dos ejércitos, siendo vencido Filipo en octubre del año 249, muriendo junto con su hijo de doce años que luchaba a su lado. Esta es la versión de los historiadores Zósimo y Zonara, pero la mas verosimil parece venir de Aurelio Víctor (historiador romano, autor de la Historia de Roma, desde Cesar Augusto a Juliano el Apóstata, publicada sobre el año 361), diciendo que el hijo de Filipo de doce años, no lo acompañó a la batalla, sino que estando en Roma, los pretorianos lo degollaron.
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