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III Alejandro Severo

Marco Aurelio Severo Alejandro, nació en Arca Cesárea (Siria) el 1 de octubre del año 208 d.C, hijo de Marco Julio Gesio y Julia Mammea. Tercer emperador romano de la inastía de los Severos, se dice que favoreció en gran manera a los cristianos.

Alejandro Severo, tras el asesinato por los pretorianos, de Heliogábalo, fue proclamado Emperador de Roma, a muy corta edad, por lo que se estableció una regencia compuesta por diez y seis senadores, presididos por Domicio Ulpiano, pero quien verdaderamente movía los hilos del gobierno, era la madre de Alejandro Severo,Mammea.

Alejandro, aunque bondadoso era de espíritu débil, su madre le tenía preparado en el “larario” (capilla doméstica) nada mas levantarse al amanecer, las imágenes de los héroes, grandes legisladores, y las estatuas de Orfeo, Abraham, Apolonio, como del mismo Jesús Nazareno, comía generalmente pan, productos lácteos, y vino mezclado con miel, tras lo cual se incorporaba a las tareas de estado, hasta la hora de la comida, siguiendo posteriormente con su trabajo, terminando este con la cena. Severo era contrario a toda acción bélica, amante de la literatura, especialmente con obras de Platón, hombre sabio y bondadoso, el reinado de Severo se caracterizó por su generosidad y el bien que hacer en todo su mandato, lo cual no impidió que su madre fuera moviendo los hilos del estado omano, por lo que siendo contraria a otra mujer, fuera de ella misma, obligó a su hijo Severo repudiar a la primera mujer de este. El padre de la repudiada, el cónsul Vario Marciano, quiso sobornar a los pretorianos a fin de eliminar a Mammea, saliéndole mal el complot, por lo que el fracaso lo pagó con su ejecución, y el destierro de su hija a África.

Alejandro Severo, fue compaginando sus aficiones con el gobierno de Roma, sin tropiezo alguno, no siendo molestado por los pretorianos, ello supuso grandes ventajas para los ciudadanos más pobres, los cuales gozaron del beneficio que supuso la disminución de sus impuestos, y el gravamen hacia los más ricos, como la tributación que Severo exigió sobre los artículos de lujo, telas de hilo, oro, plata, el tan apreciado cristal para los romanos,reponiendo al mismo tiempola fundación de alimentos que decretó Trajano, hacia los desposeidos y niños desvalidos.

No se le conocen a Severo, edictos ni nuevas leyes, siendo en cambio sus decisiones personales, imparciales, o como diríamos hoy “ajustadas a derecho”, pero entra en escena la madre de Severo como manipuladora de la política estatal, dando el mando de los pretorianos a dos antiguos militares, Flaviano y Crespo, queriendo propiciar la colaboración de Ulpiano principal valedor en la regencia de Severo, pero los militares, adictos a la idiosincrasia pretoriana, no estaban dispuestos a permanecer disciplinariamente bajo el mando de los militares nombrados por Mamme.

Ulpiano quiso proteger a Alejandro Severo, por lo que viendo la inutilidad en poder dominar a la soldadesca, pidió apoyo al pueblo romano, el cual se reveló contra las tropelías y asesinatos de los militares, ante el agresivo tumulto, los guardias respondieron con una contrarrevolución, matando a muchos ciudadanos, e incendiando sus casas, lo que intimidó grandemente a los rebeldes, incluso el propio Ulpiano tuvo que protegerse en el palacio del emperador, los soldados derribaron la puerta y ante él mismo mataron a Ulpiano, forzando a Severo el perdón de los soldados facciosos, e incluso premiando al jefe y promotor de la revuelta, Epagato, antiguo liberto de Caracalla, comandante de los guardias; mas tarde de estos episodios, Egapato fue enviado a Creta en una misión, donde se le procesó y condenó a muerte.

Tras todos estos graves aconteceres, los pretorianos y la soldadesca continuó con sus sangrientos abusos, no queriéndose doblegar a las medidas disciplinarias sobre el ejército que Severo intentó imponer, peligrando incluso la vida del historiador Dión Casio, que el emperador confió en el gobierno de Panonia, para obtener por su mediación medidas encaminadas a restablecer la antigua disciplina militar romana, pero viendo el cariz que tomaban las cosas, ordenó a Dión salir de Roma, donde corría un serio peligro, este se retiró a Capua, pasando después a Nicea retirándose de la vida pública, hasta su fallecimiento, por muerte natural.

Los legionarios, continuaron descontentos de Alejandro Severo, a causa de su perseverancia en el restablecimiento de la antigua disciplina militar que tantas glorias habían conquistado paraRoma, pero ya la Caída del Imperio Romano, iba rodando hacia su próximo fin. Una vez más se rebeló el ejército, y bajo la tienda de Severo, fue asesinado, junto con su madre Mammea, siguiendo todo su séquito la misma suerte, se proclamó como nuevo emperador romano, al general del ejército de Panonia, Julio Maximino, terminando de esta trágica manera, la Dinastía de los Severos.

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