Roma Imperial > Emperadores romanos complementarios > II Pertinax

Publio Elvio Pertinax, nació en Alba el 1 de agosto del año 126 d.C, hijo de un liberto llamado Helvio Pertinax, de madre desconocida, casado con Flavia Ticiana.
Pertinax pertenece al año 193 d.C, conocido por el de los cinco emperadores… Marco Aurelio lo colocó en el Senado, dándole el mando de una legión. Cómodo también le distinguió con un destino militar en Bretaña, por lo que a su vuelta fue nombrado procónsul de Asia y concedida la prefectura de Roma. Todo ello significó su gran valía como soldado, intentando hacerse responsable en la organización de la hacienda romana, que Cómodo, su antecesor, había dilapidado, dejando las arcas de Roma con un saldo muy raquítico, a lo que Pertinax no pudo remediar, por la brevedad de sus tres meses de gobierno.
Ascendió al trono de Roma, a muy avanzada edad, para la época, a los 66 años, dando, eso si, muestras de honradez, y moderación. Uno de los nobles gestos atribuidos a Pertinax, fue sin duda evitar la profanación del cadáver de Cómodo, maldecido por la Asamblea, al que se proponían escarnecer, como venganza por las constantes insidias que dirigió contra este estamento.
Otro de los intentos en equilibrar la balanza financiera del estado romano, al ordenar la venta del rico mobiliario adquirido por Cómodo, con lo cual pudo pagar un donativo que le fue prometido a los pretorianos. Otro de los amables momentos de Pertinax consistió en medidas encaminadas a rebajar gastos, comenzando por el propio palacio imperial, reduciendo estos a la mitad, lo mismo quiso hacer con el resto de las provincias del Imperio Romano, así como el reparto de tierras a los ciudadanos mas pobres, a condición de cultivarlas durante diez años.
Quiso asimismo incentivar al ejército, creando premios a los soldados mas distinguidos en el servicio. Respecto a los pretorianos, prohibió que estos fueran armados por las calles de Roma, a los cuales no les gustaron tales medidas, temiendo se les suprimieran los privilegios a los que estaban acostumbrados, por lo tanto, empezaron a murmurar contra Pertinax, intentando actos sediciosos.
Sucedió lo que tantas veces había acontecido con los temidos y mimados pretorianos, declarándose abiertamente en revuelta, llegando a sublevarse unos doscientos de ellos, el 28 de marzo del mismo año de la toma de posesión de Pertinax en 193; invadieron el palacio llegando hasta la sala de Júpiter. Pertinax salió al encuentro de ellos valientemente para hacerles frente con su presencia, la mayoría de los pretorianos volvieron a envainar sus espadas, pero entre ellos un miserable bátavo llamado Tausio alzó la suya contra el emperador, por lo que el resto de los presentes envalentonados acuchillaron a Pertinax repetidamente y, aun la brava intervención de Ecleto, no pudo evitar su muerte, como la suya propia. Por lo que evidentemente Pertinax, no tuvo tiempo para poner en práctica las reformas dictadas por él, en la evitación del colapso de Roma.
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