Roma Imperial > Los Valerianos > Fin del Imperio de Occidente

Se ha tenido siempre como fecha oficial la del año 476 d.C, la Caída del Imperio Romano, concretamente de Occidente. Fue motivada al ser depuesto el último emperador romano Rómulo Augusto, por el rey hérulo Odoacro, que supuso la destrucción de la ciudad de Roma con el consiguiente saqueo. Considerándose por este hecho el inicio de la Edad Media.
Siendo el año 476 una fecha convencional, y a pesar de las diversas controversias suscitadas, se da oficialmente como el fin del Imperio Romano de Occidente, con ello desaparece el mundo romano dando paso a una nueva Era.
Las causas históricas de tales acontecimientos no tanto fueron motivadas por la decadencia del estamento militar, sin quitarle un ápice en el papel que jugaron en ello, por lo que de ninguna manera fue concluyente, sino que otras consideraciones han de ser analizadas en la “caída”.
En primer lugar se hacen notar las expresiones en terminología militar “estrategia” o “táctica”, como elementos siempre presentes en el transcurso de todo el Imperio Romano, por lo que para ganar una guerra se necesitaba una buena “estrategia” con el fin de vencer al enemigo y otra buena “táctica” para llevarla a cabo, eso no obstante puede significar que fallando cualquiera de las dos acepciones (que no son sinónimas) se pierda una guerra, ya que los romanos en innumerables ocasiones fallaron estratégicamente, suponiéndoles la pérdida frente al enemigo aun a pesar de sus excelentes tácticas.
Roma siempre tuvo la necesidad de un ejército, numeroso, bien armado, con una férrea disciplina, además de contar con unos cuadros jerárquicos muy profesionales, por la necesidad ya desde el principio de su historia, en el afianzamiento de su política territorial, la cual consistía en la necesidad de expansionarse, por una especie de “espacio vital”, tras lo cual debía mantener unas amplias fronteras o limes, capaces de soportar las invasiones de todos sus vecinos, que también anhelaban ese afán de conquista, durmiendo siempre con un ojo abierto, vigilando sus propias guerras civiles o revueltas interiores, que debían atajar con mano de hierro. A parte del ideario del Imperio Romano, sabedor de su cultura, la cual según sus parámetros, tenían necesidad moral de romanizar todos sus territorios con la impronta de su lengua y construcciones de todo tipo, frente al mundo bárbaro, que debían rescatar de su miseria.
La caída del Imperio Romano, comenzó antes de la llamada crisis del siglo III, acentuando su desmembración durante la época de Teodosio el Grande (378-395 d.C).
Existen muchas teorías sobre las verdaderas causas de la caída de Roma, que aun centrándose principalmente sobre el declive del ejército, igualmente hubieron otros múltiples acontecimientos, tanto culturales, religiosos o económicos sobre los que pudieron recaer los motivos que precipitaron la desaparición del mundo romano, que aun siendo lenta, si fue decisiva para el Imperio Romano de Occidente, derrumbándose definitivamente a partir del siglo V.
Por ir citando sobre los variados motivos del declive romano, es necesario aludir a la política concertada en los llamados “status Federado”, que por mediación de Teodosio y Graciano consistente en acordar con los visigodos ribereños del Danubio, permitirles asentarse en el interior del Imperio, concretamente en Mesia (actuales Serbia y Bulgaria) y Tracia (sur de Bulgaria y el Cáucaso), asegurándoles víveres y vestimenta, así como la conservación de todas sus armas, a cambio de ello se comprometían a defender al emperador de cualquier ataque exterior. Este acuerdo supuso el descontento de la población autóctona de estas regiones, que veían un peligro dentro de sus terrenos, pero el Imperio Romano vio en esta maniobra política una válvula de escape de cara a la presión ejercida por los bárbaros. Aun así otros distintos pueblos también bárbaros, se fueron infiltrando poco a poco, incluso en las filas del ejército, y con cargos importantes en las legiones romanas.
Diferentes opiniones de historiadores, hacen mención en cuanto a la debilitación de la infantería romana, puesto que las tribus bárbaras combatían a caballo, siendo este aserto falto de consistencia, ya que la mayoría de los enemigos luchaban a pie y sin ninguna clase de táctica ni orden, que aun en mayor número, las disciplinadas legiones los neutralizaban constantemente; si exceptuamos a los hunos(entre otros), reunión de tribus esteparias, que finalmente sucumbieron por falta de pastos para sus caballos y la desaparición repentina de Atila.
Lo que si se ha venido determinando es que el mundo no se acostó romano y se despertó medieval, siguió un proceso lento de varios siglos, donde se vieron implicados todo el conjunto del pueblo romano, la convivencia, la cultural, la jurídica, la religiosa y en una gran parte la economía de toda la sociedad, agravada por los crecientes impuestos, la corrupción de los funcionarios, o bien dificultades en las importaciones de primera necesidad alimentaria, a causa de las continuas guerras con los territorios productores de sus elementos básicos.
En lo gubernamental, el senado fue perdiendo autorización en favor del ejército, aumentando el poder de los grandes terratenientes de las diferentes regiones romanas, con status propio, que incluso fueron adquiriendo su ejército particular, desafiando al poder de Roma, con el consiguiente dominio de las tierras cultivables, en detrimento de los pequeños campesinos, avocándolos a la miseria y el hambre, siendo todo ello el germen de la futura nobleza feudal.
Socialmente el abismo entre ricos y pobre se fue abriendo de forma inexorable, generalizándose alarmantemente el descontento del pueblo romano. Para colmo de todo ello, Diocleciano emprendió una reforma fiscal mucho más restrictiva, que sumándose a las grandes plagas que asolaban las tierras, se alcanzó una inflación de grandes proporciones, aun a pesar de que Diocleciano intentó poner límites a los precios del mercado.
Con el advenimiento del cristianismo, tolerado en un principio, pero después adoptado como religión oficial del estado romano, el culto pagano tuvo ya los días contados, denostando a los dioses tan venerados por el pueblo. Revivieron los antiguos textos filosóficos de los griegos, bajo las directrices de los apologistas, floreciendo la primitiva fe de Cristo y sus distintas escuelas de Antioquía y Alejandría, con las ciencias teológicas, bajo la influencia platónica de San Clemente y Orígenes, derribando los antiguos templos romanos o transformándolos en iglesias.
En lo cultural, el cristianismo se inspiró en gran parte sobre las obras romanas, si bien los templos fueron mas hieráticos, con sencillez de formas, rompiendo con los principios del arte clásico. Artísticamente se unieron al simbolismo oriental y el antropomorfismo grecorromano, en claros elementos paganos, como las aureolas de los santos. En cuanto a ciencias destacaron las matemáticas y la astronomía de la escuela de Alejandría, siempre bajo el prisma de que nada podía existir sin la intervención de Dios.
Aun así tras la liquidación del Imperio Romano de Occidente, Europa debe a Roma, tanto su lengua, como sus leyes, y el ordenamiento cultural y artístico, que aun a pesar del falso llamado oscurantismo medieval, formaron la base de la cultura occidental. Con el Renacimiento, resurgió con fuerza este legado de entre las cenizas de una Roma, que por este motivo, si ha sido “Eterna”.
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