Antigua Roma > Gladiadores romanos > Espartaco – 2ª Parte

6ª Fase, campaña romana de Samnio.

Los hombres de Espartaco no querían abandonar la Península, tal y como él proyectaba, entusiasmados por las victorias obtenidas, querían continuar la lucha contra las legiones romanas, e incluso abrigaban la idea de atacar la ciudad de Roma, todo ello contrario a las intenciones de Espartaco, el cual acariciaba la libertad alejándose del territorio romano, pero tuvo que desistir de sus propósitos para no enfrentarse a sus hombres y dar al traste con el proyecto de la liberación.

Los romanos tomaron el mando por medio del pretor Marco Licinio Craso con 10 legiones. Manteniendo, según Apiano, una batalla entre las legiones de Gelio contra los rebeldes comandados por Crixo, junto al Monte Gargano, durante diversas campañas, Craso en un principio opta por una actitud de espera al objeto de cercar en Piceno a los rebeldes, en la región de Samnio, por lo que instruyó a su ayudante Mumnio permanecer en posición avanzada, pero sin intervenir en ninguna operación, no obstante este sin encomendarse a nadie ataca al ejército de los esclavos, siendo estrepitosamente derrotado, poniendo en fuga a sus hombres que abandonan toda impedimenta y armamento sobre el campo.

Craso furioso por la desobediencia y la cobarde huida de los legionarios, quiso aplicar el castigo llamado “decimatio” esto es; escoger uno de cada diez soldados y condenarlos a ser apaleados hasta la muerte por sus mismos compañeros de milicia, como ejemplo punitivo, en evitación de hechos futuros.

Espartaco abandona la idea de su avance hacia el norte del país, poniendo rumbo seguidamente al sur, aunque sin intención de sitiar Roma al ser consciente de su gran dificultad en un ataque exitoso.

7ª Fase. Craso trata de rodear a Espartaco.

Espartaco tras las confrontaciones de Piceno asedia la ciudad de Turios, donde tiene lugar tras su triunfo en el trato con mercaderes a fin de por medio del botín obtenido en sus correrías obtener por medio de estos , armas que le eran necesarias para seguir el curso de la guerra. Craso no obstante enterado de los propósitos de los rebeldes en la intención del paso hacia Sicilia para huir de la Península; organiza una barrera desde el Mar Tirreno al Mar Jónico para impedir su avance. Espartaco organiza una estratagema; reúne un número determinado de reses a las cuales les ata en sus cuernos unas teas ardiendo, tal y como Anibal ya hizo en una ocasión, empujando seguidamente a los animales hacia las posiciones de los romanos, los cuales creyendo que todo el ejército de esclavos se les venía encima, pero cuando se percatan del engaño, ya estos habían cruzado la linea defensiva por un hueco desprotegido, tras lo cual Espartaco regresa hacia Lucania (la actual Basilicata) en el Golfo de Tarento en la Campania, cerca de la ciudad de Turios.

8ª Fase. segunda separación del ejército rebelde. Batalla del Rio Silario.

Los hombres de Espartaco materializan otra separación, al huir al oeste de Petella (actual Stromgoli) en Bruttium, siendo alcanzados por los legionarios, masacrando estos a unos 120.000 rebeldes, pero con grandes pérdidas por parte de los legionarios. Propiciando un gran debilitamiento de Espartaco al que le quedan 80.000 hombres, se acercan a Brindisi, con la idea de escapar a Sicilia, para lo cual conciertan una flota a proporcionar por los piratas de Cicilia, aunque estos a última hora incumplen el trato, dejando a Espartaco a su entera suerte.

A principios del año 71 a.C. las legiones de Craso cercan a los rebeldes en Calabria, mientras tanto se van acercando las legiones de Gneo Pompeyo Magno, procedentes de Hispania, completando el cerco sobre Espartaco, el cual ya muy debilitado por las continuas batallas sostenidas contra lo romanos durante casi tres años y la consabida desmoralización de sus hombres, Espartaco viendo el fracaso de su plan, pide negociaciones de paz a Craso, el cual rechaza todas sus propuestas, exigiendo la rendición incondicional, Espartaco se lanza a la batalla abiertamente, mata a su caballo para no eludir el choque; con la célebre frase pronunciada por él “si venzo, no me faltará otro; si soy vencido, no lo necesitaré”.

Espartaco junto con más de 6.000 crucificados en la Vía Apia, rememora la trágica y cinematográfica despedida de su mujer y su hijo. Pero todo el mundo sabe que Espartaco murió violentamente en el campo de batalla, sin ser recuperado su cuerpo.

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